Animal Minimal

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¿Y si le das la vuelta al éxito?

Animal Minimal Workshop: ¿Y si le das la vuelta al éxito?

No te agüites, que con este texto no será necesario que te deshagas de todo lo que ya no usas, ni tampoco voy a implementar un nuevo rollo estilo Marie Kondo para que abraces las cosas que amas y la madre. Esto… esto va más allá y tiene que ver con tu trabajo, el éxito y la forma de utilizar los recursos que ya tienes a tu alcance para crecer y no de la forma que se espera, sino de la forma en la que a ti mejor te funcione. Animal Minimal Workshop es como una puertita para compartirte un poco de qué me ha servido y qué puede ayudarte. 

¡Ojo! No soy gurú, ni tampoco creo en métodos perfectos, ¡al contrario! Después de estar detrás de la cámara por unos buenos añitos, me he dado cuenta de que puede haber muchos caminos hacia el mentado triunfo y puedes acabarte tu energía en ellos, pero la realidad es que si usas bien tus recursos puedes ser una persona muy plena. ¿Qué crees? Pa’ todo hay que echarle ganitas, ser paciente, confiar en tu proyecto y disfrutar del proceso paso a paso.

 

Neta… no hace falta correr; lo que hace falta es hacer las cosas bien.

Parece que hubo un encuentro mundial de gente que quién sabe de dónde se la sacaron para contarnos que la definición del éxito era, a huevo, crecer hacia arriba y párale de contar. 

Como si los logros en la vida fueran escalonados, de repente se espera que, si te va bien, entonces tienes que aparentar más, estar en otra liga, cambiar de código postal, tener lo más nuevo o simplemente tener más, ir en automático… ¿como por qué o para qué? 

Si ya de por sí es mágico vivir de lo que más te gusta, ¿por qué no abrir un poco la reflexión hacia cómo mantenerse en ese sueño del que puedes vivir y hacerlo bien a gusto? Digo, sobre todo para que

No tengas que decir que SÍ a cosas que no harías…

Porque ya te urge pagar la renta o parte de tu equipo. 

La clave de Animal Minimal Workshop es reconocer la base y encontrar sentido en la raíz. Durar, tener paz mental y decir “no” de vez en cuando sin que por eso se ponga en jaque todo lo que has construido. Está con madre, ¿no?

El éxito a ratos se asocia con la cantidad, entonces entre más bodas tengas y más llenito tengas el calendario pues la estás armando… ¿de veras? 

Si se le da más importancia al numerito al “+1”, entonces se pierde por completo el porqué te pones detrás de una cámara a crear sueños, recuerdos y memorias con esas parejas que confían en ti. Ya si lo piensas de ese modo, entonces la formulita no está en una cantidad, sino en la emoción que tú le inyectas a tu chamba y a tu magia. 

No necesitamos más fotógrafos genéricos, porque… ¿cómo quieres que te paguen más si eres y haces más de lo mismo?

¿Y si le damos rewind a nuestra película y empezamos a pensar en las decisiones que hemos tomado? Empieza por preguntarte cuáles fueron esos momentos acertados y dónde fue te dejaste llevar solo por la moda o porque era lo que andaba pegando. 

Todos en algún momento nos hemos subido a un tren nomás porque sí, sin echarle ojito y cabeza a lo que realmente significaba. Está chido reconocerlo y saber cuándo es momento de ponerle stop al pinche trenecito en el que todo mundo anda subido, para entonces arrancarte con lo que tú solo sabes hacer. 

La clave está en enfocarte, pues… que la distracción no te agarre en curva

Agarrar camino no es fácil, pero aunque parezca diálogo de película romántica o speech de motivador personal: el chiste es dar el primer paso. 

A veces el hambre por el reconocimiento nos pone locos. De pronto pesa más la obsesión por tener premios a la de a huevo, por estar en la punta, por escuchar nuestros nombres más veces. ¿No te ha pasado que llegas a una boda y te desconectas de la pareja para buscar LA foto con la que puedes ganar algo, lo que sea? 

Y luego, ¿qué pasa? Llega el horror a equivocarse. No todas las decisiones tienen que ser perfectas, ni todo tiene que significar un triunfo escandaloso. Chill! Relajarse está con madre, y más cuando empiezas a fluir y a conectar de forma más cañona con tu trabajo. 

Ahora, ¿qué rollo con la obsesión de la estrategia? El foco no debe estar nomás encendido encima de cuántos seguidores hay, de los likes y los clicks. ¿Hace cuánto no tomas el teléfono para llamarle a tus clientes y conectar con ellos? Hasta en eso hay que regresar a las bases, a cómo empezó y a cuál era tu propósito. No hay trucos escondidos. 

Encontrar nuestra voz es lento…

Por eso hay que quitar de una vez por todas, como buen Animal Minimal, esos pesos extras que no te dejan avanzar y fluir con la magia que necesitas hacer. 

Compararte con otros fotógrafos y medirte con varas ajenas solo nubla la vista que debes de poner en crear recuerdos.

El canijo miedo luego hace de las suyas y nos pone freno para mostrarnos como realmente somos y, además, para trabajar gratis (un camino buenísimo para experimentar y salirte de tu zona sin presiones). A veces está más chido aplazar el beneficio inmediato para darle su buen lugar a conectar con ese sello tuyo, con la forma en la que quieres hacer las cosas y mediante las cuales buscarás diferenciarte, porque si no…

La transacción monetaria te limita a no salirte del cuadrito

La chamba está en reinventarse y probar con todo aquello que no se ha probado, abrirte más camino mental y emocional, antes que de reconocimiento.

Armar la triada perfecta: forzar la máquina + usar la imaginación más que la locación + aprender a previsualizar

Me laten mucho las chances que tengo de enseñar, porque mucho se trata justo de eso: de romper el contexto, de ver más allá de lo evidente y llevar a tu cabecita a otros sitios sin tener que depender del lugar en el que estés.

Perderle el miedo por completo a la incomodidad y entregarle tu vida entera. 

Con Animal Minimal Workshop me gustaría ver la foto no solo como una disciplina, sino como un estilo de vida que nos conduce a crear magia. Cambiar un poco el switch sobre qué es el negocio, pero también sobre cómo llevarlo y, ya de paso, aprovechar las mieles del Slow living y no ver la carrera profesional como un sprint de 100 metros. 

La vida, y todas sus decisiones, no se llevan mejor con velocidad, sino disfrutando el proceso y siendo pacientes. 

Es una invitación bien chida para entender que no hay tiempo de dormir en los laureles, ni de pensar que como ya trabajaste, entonces ahora te toca tener más. Es romper con el modelo arcaico y aburrido que tenemos del éxito y darle la vuelta siendo estudiantes eternos. 

  • 01

    Siempre será

    una fregonería juntarte con gente más curiosa que tú.

  • 02

    Los gigantes también caen.

    Aquí no hay nada escrito para la eternidad… hay que machetearle con propósito.

  • 03

    Porque a veces es bueno

    tener clarísimo que no te hace más especial el haber llegado antes. Otra vez, no importa a qué ritmo se hacen las cosas, el chiste es hacerlas bien.

  • 04

    Para abrir aún más los ojos

    y ver a tu alrededor. Sí, las tendencias y los estilos seguirán llegando y retándote, pero ¿qué tanto de eso vas a integrar en tu trabajo?, ¿hay algo que neta te late o simplemente vas a responder para “no perder clientes”?

  • 05

    Porque es obligatorio entender el arte,

    pero también entender el negocio y la tremenda buena idea que es reinvetir en tu marca y no dejar que el dinero se vaya de buenas a primeras.

  • 06

    Nunca está de más aprender

    a minimizar visualmente. Si llegas a una locación tienes que preguntarte cuál es el punto más limpio desde el cual puedo empezar a crear.

¿Por qué es tan chido aprender?

Estés donde estés, aprender también significa preguntarte dónde está ese lienzo que te inspira para salirte de la poca inspiración. Crear tus propios contextos y no alimentarte únicamente de los que ya están hechos; diseñar tus escenarios, saliendo del entorno en el que estás, sin tener que abandonarlo. Juntar estética y emoción para crear poesía con todas y cada una de las imágenes. 

Al final del día siempre puedes contarte la misma historia de que todo es una amenaza, pero lo más cabrón de cuando aprendes y te sumas al diálogo es que puedes conectar, entender y decidir qué rumbo quieres darle a tu éxito y sumarte a la historia de otros que buscan hacer magia como tú.

Necesitamos tribu y necesitamos manada, porque está cabrón hacer las cosas solo

Si llegaste hasta acá y sigues pensando que lo mejor es ponerte la mochila al hombro y empezar a caminarle tú solo, mejor regresa y vuelve a leer todo (jaja).

Algo que necesitamos es tener un sentir más humano y conectado con el gremio, porque la neta es la camaradería la que te lleva más lejos (no importa cuántos premios tengas o si no tienes ninguno). Mientras haya más unión… a todos nos irá mejor. 

Y también la conexión real permite que te quites marañas o ideas extrañas de la cabeza:

  • No, tener más followers no es lo mismo a tener una agenda llena. 
  • Está chido hablar de números. Preguntar y tener dudas sobre cómo y cuánto cobrar
  • Tener una fe ciega en intentar siempre te va a abrir mil caminos más para experimentar con la magia que puedes hacer. 
  • No hace falta crecer para arriba, sumar posesiones o expectativas. A veces solo hay que vivir despacio, pero vivir bien y tranquilo. 
  • La inseguridad no es enemiga, siempre y cuando sea activa. Si nomás la llevas a rastras para el lado negativo, ahí sí hay que hacer cambios. 
  • Llenarte de premios puede sumarte muchos aplausos, pero puede ser que te reste muchísima conexión con tus clientes. 

Y mil cosas más. 

Elimina lo que puedes comprar y eleva aquello con lo que puedas conectar.

Y hazte la pregunta: ¿Cómo carambas quieres ser recordado y cómo quieres que tu trabajo hable de ti?

Si ya estás listo vamos a echar la plática, vamos a aprender de los demás y vamos a romperla todos juntos. 

Te veo en Animal Minimal. ¿Se arma o qué?